De puros, impuras y otros demonios - Relato breve (tema: igualdad de género)
Jugamos con el devenir del tiempo, trasteando entre segundos colmados por el polvo de los años. Lejos de construir un presente, soñamos futuros llenos de los fantasmas de un pasado bélico, intransigente y repleto de abundantes “qué dijeron” y demasiados “qué dirán”. Quizás, como planteaba un colega entre risas y cervezas, “George Orwell había sido todo un optimista” y siempre hemos habitado en su 1984…
No recuerdo nada de mi nacimiento, solo que no llevaba barra de pan alguna bajo el brazo. Un bebé llorón muy rubio que, más tarde, no fue ni tan llorón ni tan rubio.
En mis buenos tiempos de gateo, conocí un mundo brillante lleno de ceras de colores y dragones que custodiaban bellas princesas, luché feroz con mi espada de plástico y, en mis gestas, logré arrancar el maldito ojo abotonado del gran gigante que atormentaba a la joven dama (una vieja muñeca de trapo con manchas amarillentas y cabello de lana roja).
Más adelante, a mi batalla se unieron otros como yo en el patio del colegio, un edificio inmenso lleno de aburrimientos y dibujos torcidos en libretas, pero, que de tanto en tanto, se convertía en otro mundo de aventuras. Nuevos monstruos y caballeros, princesas y duendes pícaros que se movían sin manos impuestas, sin pilas y sin cables, pequeños héroes buscando justicia en cuentos improvisados de recreo.
Ya por aquel tiempo intuía que los monstruos existían de verdad... aunque no fue hasta una etapa universitaria algo tardía, debido a rebeldías incontables y maravillosas de instituto, que aprendí que los vampiros, los zombis, los autómatas de barro, el hombre del saco y tantos más de una lista extensa y oscura habían estado ahí desde siempre, olfateando con trajes y maletines cada rasgo y cada acto. Los hombres de gris de los que hablaba Michael Ende a través de una pequeña Momo.
Como parcas de carne y hueso, estos seres clasifican carne y pensamiento a conveniencia. ¿Estás en la lista negra? ¿De qué color eres? ¿Eres puro o impura?
Puro o impura… Una de esas batallas irracionales que no parece caminar hacia ninguna parte, haciendo mucho ruido y dando pocas nueces… Las leyes regalan pinceladas de tolerancia, de gota en gota, para el contento de esas señoras que cacarean tanto y agitan el corral. No obstante, las categorías siguen marcando tendencia: ¿Mujeriego o puta? ¿Soldado o princesita?
La Patria y La Iglesia han dejado claro los papeles en el subconsciente de su rebaño; Todos padres y todas hijas.
Llegados a este punto, en una edad extraña de pelo blanco, solo reclamo volver a mis cuentos de infante o, mejor, que todos lo hagamos. Jugar de adultos a la desmemoria en aquel patio de recreo donde el dragón podía llevar oculta una pequeña sonrisa vertical y senos aún libres, donde el caballero cambiaba por turnos portara o no espada de nacimiento,…
Y aquí vengo cada día, a sentarme en un columpio que huele a historia perdida, al borde de un edificio ya muerto cuyo cadáver aún oculta pizarras. Nadie viene a jugar conmigo, nadie quiere recordar cómo ser niño. Andan ocupados elaborando más etiquetas y nombres de fama, las semillas de otra manzana podrida que decidí devolver a la “bruja malvada”. Y, es por todo esto que no te escribiré mi nombre...
Hace inviernos que olvidé si soy John... o soy Joanna.
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